El “victimismo” lleva al ser humano a culpar al entorno por los problemas que sufre, y termina convirtiéndose en una forma de vida. El creernos víctimas constantes de todas las cosas malas que nos pasan, hace que nos justifiquemos por la inercia y la falta de iniciativa que nos permitiría cambiar las circunstancias negativas que estamos viviendo.
Si queremos sanar y evolucionar, si queremos darle a nuestros hijos ejemplos constructivos, debemos abandonar este rol que nos ha permitido, en definitiva, utilizar nuestras heridas como un medio para manipular y controlar, y asumirlas más bien como un desafío, como un medio para crecer.
Enza Scalici
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