sábado, 29 de octubre de 2016

Cerrando círculos




Llega un momento en nuestra vida en donde debemos cerrar ciclos, salir del círculo donde permanecemos estancados y no podemos avanzar. Puede ser una relación ya acabada, un trabajo que no nos permite evolucionar, la permanencia en un sitio de nos oprime, el compartir con personas toxicas de las que no tenemos el coraje de alejarnos.
¿Qué nos mantiene atados a situaciones obsoletas? Principalmente el miedo al cambio, el no saber que no puede deparar el futuro, y entonces pensamos “mejor lo malo conocido que el bueno por conocer”, un dicho tan perverso al que nos aferramos para justificar nuestra cobardía. La verdad es que si algo nos tiene amargados y oprimidos ¿qué puede ser peor que esto? La rutina es otra cosa que frena el cambio. La  repetición casi automática de las acciones cotidianas adormece, acuna, y cuando abrimos los ojos, tal vez sea demasiado tarde para realizar cambios. Y otra poderosa razón, hay que admitirlo, es la comodidad. Si se analiza a fondo la situación que causa amargura, se encuentra algún tipo de recompensa (por lo general, está relacionada con la parte económica). Una recompensa maligna y retorcida, pero ahí está, y esta zona de confort  impide ponerle fin a la situación.  
Hay algo indudable: con el paso del tiempo, cuando la hora de vivir ciertas cosas pasa, llega el arrepentimiento.  Porque nos damos cuenta de que por un miedo sin fundamento, por inercia rutinaria y por comodidad, hemos pagado un precio demasiado alto, dejamos pasar buenas oportunidades que ya no volverán. Por esto debemos aprender a  tiempo  a voltear la página, dejar atrás relaciones destructivas y seguir adelante, aunque los primeros tiempos puedan ser duros. Dejar ir, desprenderse, soltar este capítulo de nuestra vida que ya hace parte del pasado, ¡esto es evolucionar! Cerrar  puertas hacia el pasado y enfocarnos en el presente, un presente que puede ofrecernos un millón de cosas buenas, si solo estamos dispuestos a arriesgarnos.

martes, 13 de septiembre de 2016

VOCABULARIO DE LA VIDA:


Adios: es cuando un corazón que se va, deja la mitad con quién se queda.
Caridad: es cuando una persona tiene hambre y compartimos con ella la única galleta que tenemos.
Celos: es cuando el corazón se retuerce porque no confía en sí mismo.
Cordialidad: es cuando amamos mucho a una persona, y tratamos a todos los demás como a ella.
Evolución; es cuando avanzamos y sentimos el deseo de buscar a los que van quedando atrás.
Hijos: es cuando Dios pone una joya muy en nuestras manos y nos recomienda cuidarla.
Ternura; es cuando alguien nos mira y sus ojos brillan como dos estrellas.
Envidia: es cuando una persona todavía no descubrió que puede ser mejor que otra,
Lealtad; es cuando una persona prefiere morir a traicionar a quién ama.
Lágrimas: es cuando un corazón triste pide a los ojos que hablen por él.
Nietos; es cuando Dios envía ángeles para alegrar a los abuelos.
Simplicidad: es el comportamiento de quién comienza a se sabio.
Soledad; es cuando estamos rodeados de gente, pero nuestro corazón no ve a nadie alrededor.

lunes, 15 de agosto de 2016

Cuando la ignorancia critica...


Cuando la ignorancia envidia y critica, la inteligencia, calla, escucha y se ríe. Porque al fin y al cabo, la enfermedad del ignorante es ignorar su propia ignorancia.En ocasiones, quien guarda silencio ante la crítica, la envidia o la provocación, no es por falta de argumentos ni valentía. Lo que ocurre es que cuando la ignorancia habla, la inteligencia calla, ríe y se aleja.

Ahora bien, todos sabemos que conservar la calma y la templanza cuando recibimos una crítica o un reproche no es precisamente fácil. Tanto es así, que según un estudio publicado en la revista “USA Today“, un 70% de las personas se sienten heridas ante una crítica, un 20% la encara y la rechaza con ira y solo un 10% reflexiona sobre ella y la deja ir cuando esta no responde más que a la simple ignorancia.na de las razones por las que nos cuesta tanto aceptar las críticas es porque las personas necesitamos sentirnos aceptados y reafirmados. Un reproche es la pérdida de ese sutil equilibrio personal hilado por el orgullo. Ahora bien, cuando una crítica tiene como sustrato la más profunda de las ignorancias, no hay riesgo alguno para nuestro autoconcepto.


Todos deberíamos asumir que hay discusiones que no valen la pena. Cuando hay oídos que no escuchan y mentes pequeñas donde no caben las explicaciones, es mejor callar, reír y dejar ir.La ignorancia es la semilla de la intolerancia

¿ a qué nos referimos con ignorancia? No estamos hablando de falta de cultura o de conocimientos. La ignorancia más perniciosa es aquella que carece de cercanía, de empatía y sensibilidad para ponerse en la piel del otro, y donde además, gusta de emitir juicios de valor cargados de desprecio.El nivel más elevado de ignorancia se practica cuando rechazamos algo de lo que no sabemos nada. Cuando aún sabiendo que nos faltan datos o informacion, preferimos dedicar esfuerzos a mantenernos en nuestra posición que a obtenerlos. Todas estas actitudes no son más que la semilla de la intolerancia, de la falta de civismo, algo que muchos de nosotros hemos experimentado alguna vez en piel propia.

Lo más complejo de todo esto es que en ocasiones, la ignorancia se practica en nuestras esferas más cercanas. En esos padres, en esas madres y otros familiares cercanos, que juzgan al resto sin saber, sin molestarse siquiera en conocer qué intereses o necesidades tienen los demás. En estos casos esta intolerancia sí duele, la crítica duele y la ofensa sangra.Sin embargo, con el tiempo las heridas se curten, uno madura y entiende por fín muchas cosas. Entiende que las personas no cambian, y que quien no ha querido dar el paso de la ignorancia al conocimiento es porque no quiere. Ante estas conductas no queda otra más que asumir la batalla perdida y mantener la dignidad que propicia que nuestra alma esté tranquila. Esa que entiende que al final es mejor callar, sonreír con inteligencia y poner distanciaCuando la inteligencia se ve obligada a reaccionar

No siempre es posible ni acertado elegir el silencio ante el desprecio y el agravio. En ocasiones, la inteligencia se ve obligada a reaccionar para defender su integridad. Lo hace porque a veces es necesario alzar la voz de forma asertiva, segura y valiente para dejar claros dónde están nuestros límites.

Veamos ahora en qué situaciones es conveniente reaccionar:

Ante los manipuladores. Cuando la voz de la ignorancia cruza la frontera del respeto y hace uso del menosprecio para definirse a sí mismo y adquirir poder, hay que actuar.

Jamás hemos de permitir que un manipulador asuma el control. Para ello, hay que cortar cuanto antes sus comentarios, sus desprecios y sus ironías afiladas al menor indicio. Hay que dejar muy claro que jamás deben dirigirse a nosotros en esos términos dañinos..Otro tipo de perfil que abunda en exceso son los humilladores profesionales. Son personas que buscan humillarnos tanto en público como en privado porque así, adquieren poder. En ocasiones, tras esta conducta también puede existir como raíz la envidia.

Al humillador no se le vence humillándolo, ni gritándole ni aún menos con la violencia. Lo que le vence es la indiferencia al descubrir que no tiene ningún poder sobre nosotros. Le dejaremos bien claro lo que pensamos de su conducta una vez. Lo haremos de forma rotunda y manteniendo la mirada, siendo muy asertivos.

Más tarde, si continúa con su actitud, le demostraremos que no nos afecta lo que haga o lo que diga, que carece de influjo alguno sobre nuestra persona.

Para concluir, todos sabemos que la ignorancia más dañina es una semilla que siempre abonará nuestros senderos vitales. Ahora bien, solo es mala hierba. Piensa bien antes qué batallas merecen ser libradas y cuáles no, porque lo importante es no perder nunca nuestra paz interior, nuestra calma.

Sé hábil, sé prudente y comprende que las mentes pequeñas jamás entenderán de grandes sueños, y que hay oídos sordos donde no caben las palabras inteligentes.
tomado de la mente es maravillosa

domingo, 26 de junio de 2016

No dejes de hacer lo que te dicta tu corazón, pues con el pasar de los años, verás que por pensar en el "que dirán", dejaste que muchos se aprovecharan de tí y tus sentimientos.
Enza Scalici.

domingo, 1 de mayo de 2016

Causa y efecto




Ni castigos ni recompensas, sólo consecuencias.
Hay demasiada gente que prefiere recibir las consecuencias derivadas de sus cosas mal hechas como si fueran un castigo divino, un regalo envenenado del karma, o algo inevitable por destino, en vez de tener la honradez y la decencia de asumir de frente, sin esconderse y sin negar su responsabilidad, las consecuencias de las cosas que hizo o las que dejó de hacer.
No es serio eso de pensar que hay “alguien”, sea quien sea, o “algo”, que se dedica a seguir tratándonos como niños pequeños a los que se les premia si hacen algo bien y, por el contrario, se les castiga cuando hacen algo mal.
Todos los actos, por acción o por omisión, tienen una consecuencia. Es la Ley de Causa y Efecto. Toda causa tiene un efecto. Toda acción u omisión tiene también una consecuencia.
hay personas que se escudan en que no han hecho algo –aunque mejor dicho es que “han tomado la decisión de no hacer algo”, y eso ya es hacer algo: ya han tomado la decisión de “no hacer”- y por lo tanto no tienen por qué tener una penalización. No hay que olvidar que existe el pecado por omisión, y que existe el delito por omisión, por tanto “no hacer” está mal o está penado. (Una definición del pecado de omisión es “el bien que podemos hacer y no hacemos”. Frasecita para reflexionar…)
Ahora estamos aquí, o sea que estamos en el Aquí y Ahora.
Quien hace algo que no es lo adecuado va a obtener por ello un resultado, y no es un castigo, sino una consecuencia que probablemente no va a ser agradable.
Y si lo hace bien no va a tener por ello una recompensa sino una consecuencia lógica que va a ser agradable.
Una consecuencia es un hecho que resulta de otro. No es necesario que haya un Juicio Final que valore lo que es correcto y lo que no –lo que está bien y lo que está mal, para entendernos-, ni es necesario, para todas las circunstancias, esperar hasta la próxima reencarnación para pagar algo que se produzca en ésta, ni hace falta llegar hasta el Tiempo de los Arrepentimientos cargado de motivos por los que penar.
Es hoy, en este instante, en este momento siempre a punto de extinguirse, cuando uno tiene que obrar del modo adecuado que le procure la satisfacción de lo bien hecho, que le deje el alma en paz –aún cuando se equivoque-, y que lo pueda dar por extinguido sin necesidad de arrastrarlo inconcluso durante el resto de su vida.
No hay castigos por parte de un juez cruel y sanguinario, y no siempre por lo que se hace se acumula un mal karma para más adelante: es en esta vida donde se ha de gozar o padecer los resultados de los actos. Y esos resultados se derivan de los hechos. Bueno… esta es mi opinión.
Obra con buena intención –aunque te equivoques-, y eso será tenido en cuenta a la hora de los resultados que recibirás por ello.
Pero tenlo claro y no culpes a nadie por ello: lo que siembras, recoges.
"tomado de soy espiritual"

VIDA EXTRATERRESTRE

Mucho se ha hablado sobre la presencia de vida en otros planetas. Las especulaciones han sido infinitas, que si los enanitos verdes, los gig...