jueves, 11 de junio de 2009

POLO POSITIVO, POLO NEGATIVO

No resulta fácil comprender a primera vista los principios encerrados en el Kybalión, hay que leer una y otra y otra vez cada párrafo para penetrar su significado. Pienso que está escrito en forma tan críptica precisamente para meditar cada palabra y al llegar la comprensión, nos acercamos a la comprensión del universo mismo y su funcionamiento. No en balde en él se nos dice: “Los principios de la Verdad son siete; quien comprende esto perfectamente posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par”.

Voy a explicar en forma sencilla dos de estos principios, el de Polaridad y el de Generación, tratando de aclarar lo que cada uno significa y la importancia que tiene su comprensión en nuestra vida y evolución.

El Principio de Polaridad nos dice que todo es doble, todo tiene dos polos; su par de opuestos. Los semejantes y los antagónicos son lo mismo, un todo continuo con dos polos que percibimos como extremos. Los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado.
Por ejemplo, blanco y negro son de idéntica naturaleza, pero de un extremo a otro, hay varios grados de grises. Sin embargo ¿Dónde termina el blanco y comienza el negro? ¿En qué punto termina la oscuridad y comienza la luz? ¿Dónde acaba la alegría, dejando paso a la tristeza? No existe una línea divisoria, solo es cuestión de relación entre los dos extremos.
Los opuestos están presentes en todo: el odio es el polo extremo del amor, el miedo del valor, lo positivo del negativo. Tratándose de sentimientos y estados de ánimos, nosotros decidimos en cual polo nos situamos. Vivir con el corazón lleno de resentimiento nos hace sufrir a nosotros, no al objeto de nuestra rabia, somos nosotros los que pasamos los días amargados y con expresión de tristeza… mientras al otro polo nos espera la sonrisa y la alegría. Si nos ponemos a reflexionar sin querer engañarnos, ¿quién es el responsable de ciertas circunstancias negativas que estamos viviendo? Por más que queremos culpar a la pareja, a la suegra, al vecino o al perro que ensucia el piso, nosotros somos los responsables, porque no ponemos fin a la situación que nos está molestando, tal vez porque el “ser víctimas” nos hace sentir bien, les damos a los demás algo por el cual compadecernos. Aquí estamos en el extremo del victimismo, a la otra punta nos espera el respeto hacia nosotros mismos, con el reconocimiento de nuestro valor como ser humano.


Todo lo negativo tiene su opuesto, y nosotros tenemos la facultad de decidir que extremo escogemos. Cada ser humano realiza sus propias elecciones. Quién prefiere situarse en lo negativo tendrá como consecuencia todo lo que a él pertenece, mientras en el polo positivo espera la sonrisa y la esperanza. ¿Cómo lograrlo? Pues de un paso por vez, tratando de mantener la conciencia despierta. Cuando te sientes sumergido en la tristeza, fuerza una sonrisa. Solo inténtalo, y verás como las vibraciones negativas comienzan a cambiar. Cuando comprendes que la ira te está cegando, respira profundo y defiende tu posición con firmeza y de forma asertiva, sin perder el dominio de la situación. Y así puede efectuarse la transmutación siempre entre cosas de la misma clase y de grado diferente: el amor es positivo en relación al odio, la seguridad es positiva en relación al miedo, la actividad, opuesta a la inercia, la verdad en relación a la mentira, la prosperidad en relación a la miseria…
Generación
La generación existe por doquier y se manifiesta en todos los planos. Este principio se refiere a la creatividad; nos dice que para crear algo nuevo se necesitan dos energías, la masculina y la femenina.
Como el principio de polaridad, el de generación habla de dos energías opuestas pero, en este caso, de naturaleza diferente, pues femenino y masculino no pueden ser polos de una línea continua. Se diferencia del primero porque se refiere exclusivamente a un proceso creativo. Y no estamos hablando de sexo, ese es una de sus manifestaciones, pues más allá de nuestro sexo, cada ser humano encierra principios femeninos y masculinos y solo integrándolos lograremos el equilibrio necesario para vivir plenamente y en perfecta armonía.
Una mujer muy dependiente y sumisa, que no ha desarrollado la parte masculina de fuerza e independencia, jamás podrá ser completamente feliz. Lo mismo sucede con los hombres machistas, temerosos de dejar aflorar su parte de energía yin, en algún momento sufrirán esa falta. Padre y educadores podemos ayudar a integrar estas energías desde tierna edad, por ejemplo, permitiéndole a los varoncitos llorar cuando la situación lo amerita sin tacharlos de “mujercitas”, y dejando de inculcarles a las niñas sumisión frente a la figura masculina.
Para generarse la electricidad, se necesitan dos polos: positivo y negativo. Con la unión de ambos nace el equilibrio que proporciona la chispa creadora. De la misma forma, de manera inconsciente los seres humanos nos acercamos a personas con la polaridad que nos falta, buscando el complemento. Así, el tímido se siente atraído por los extrovertidos, el sumiso por el independiente, el débil por el fuerte. Pero ¡atención! la idea no es reforzar la carencia, por ejemplo el débil no puede resignarse a ser victima del fuerte ¡todo lo contrario! Cada uno debe aprender del otro, usarlo de espejo por lo que se debe y no se debe hacer, hasta encontrar el punto de equilibrio en su forma de actuar.
La energía femenina es muy imaginativa y creadora a nivel mental, pero de nada sirve si no pone en practica lo ideado, si no pone a trabajar la parte masculina y activa de su ser. De la misma forma, un ser muy enérgico no llegará a nada si no tiene la fantasía (polo femenino) para renovarse. El subconsciente, está asociado al aspecto femenino; el consciente, al aspecto masculino. Nuestra mente subjetiva es la que imagina, visualiza, sueña; y cuando fusionamos el aspecto femenino (imaginación) con el aspecto masculino (voluntad) se produce la creación mental.
Como hemos visto, la tendencia de asociar este principio únicamente con el sexo es completamente errónea. Como toda energía creadora, la maravillosa y sagrada fuerza sexual hay que controlarla y equilibrarla, pues los bajos instintos pueden llevar a la destrucción. Una pareja, al unir lo femenino y masculino, forma una célula que debería desarrollarse armoniosamente, generando otros seres dentro de un marco de amor y comprensión. Lamentablemente, en la realidad vemos que no es así, pues uno de los dos polos tiende a querer someter el otro… sin darse cuenta de que está negando parte de su propia esencia natural.

VIDA EXTRATERRESTRE

Mucho se ha hablado sobre la presencia de vida en otros planetas. Las especulaciones han sido infinitas, que si los enanitos verdes, los gig...