LAS LEYES UNIVERSALES
Hay
siete leyes básicas sobre las cuales se rige la armonía universal.
Siendo leyes energéticas, nosotros podemos emplearlas a nuestro favor, o
viceversa. Pero la verdad es que nadie se escapa de sus efectos, ya sean buenos o malos, según
nuestra propia decisión.
Descubrirlas y vivir bajo estos principios
representa, a veces, un cambio
fundamental en nuestra forma de ver el mundo y de actuar con nuestros
semejantes, pero principalmente con nosotros mismos, pues el tribunal universal
no espera para actuar: las consecuencias de nuestro proceder las gozamos o las pagamos
aquí y ahora.
Gracias
al libre albedrío que se nos concedió, nosotros determinamos si actuar o
no dentro de las siete leyes, y al tomar gradualmente conciencia de cada una de
ellas difícilmente decidiremos eludirlas: la comprensión nos orienta hacia la verdad y una sabia actuación.
1.
LEY
DEL MENTALISMO
Esta primera ley nos enseña que cada uno de
nosotros puede crear lo que cree. El universo es una creación mental de
Dios. Es el mismo pensamiento de El.
Siendo nosotros mismos partículas de este pensamiento, poseemos poderes
mentales que podemos aprovechar en nuestro beneficio.
Si orientamos nuestras mentes con una actitud
positiva, disciplinadamente, hacia una realización, ésta se hará realidad. Si,
por el contrario, nos dejamos llevar por
el pesimismo y la negatividad, todo a nuestro alrededor será un reflejo de esta
actitud.
2. LEY DE CORRESPONDENCIA
“Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”
Los planos espirituales, las jerarquías
superiores, son iguales a las de la Tierra.
Las leyes que regulan el universo son las mismas que intervienen en la
vida de un ser humano, por lo tanto,
aprendiendo a conocernos a nosotros mismos se puede llegar a conocer el universo, y así afectarlo, para bien o para mal.
Todo es un reflejo del universo que
nos rodea, por eso, al ser parte consciente de la creación, nosotros podemos y
debemos colaborar en la creación de todo aquello que sea positivo y edificante. Y no debe ser de
otra manera, pues si la creación del universo es un acto de amor de Dios,
nuestras existencias deben estar inspiradas constantemente por el amor.
3.
LEY
DE VIBRACIÓN
La ley de vibración nos dice que nada
es estático en el universo, las energías se mueven y actúan. La palabra es
vibración pura, es el pensamiento que comienza a tomar forma, es el poder mismo
sobre las formas, porque decreta las
cosas pensadas. Por esto, si nuestras
palabras son positivas y amorosas con sus vibraciones crearemos a nuestro alrededor un entorno
pacifico y armonioso.
Con la palabra podemos construir o destruir,
podemos enviar al universo
vibraciones de amor o de odio,
eso depende do lo que decidamos: tomar conciencia de que somos hijos de un Dios
amoroso y comportarnos como tal, o
seguir enturbiando voluntariamente
nuestro entorno y nuestra misma existencia.
4. LEY DE POLARIDAD
Todos los sentimientos y las
expresiones humanas son dos polos de la misma línea. Por ejemplo, si en un polo encontramos el
frío, en el opuesto está el calor,
pasando por varios grados intermedios. Por lo tanto, lo que está en las dos
puntas opuestas viene a ser la expresión de una misma cosa que se manifiesta en
un diferente grado. Aplicando esto al
odio y el amor, comprendemos que son dos manifestaciones
del mismo sentimiento, por esto podemos transmutarlos con solo proponérnoslos.
Los sentimientos negativos se pueden
trastocar en positivos sólo con un poco de decisión y buena voluntad, pues por
medio de esta ley nos podemos dar cuenta que lo bueno y lo malo conviven muy
cercanamente. Con una simple sonrisa pasaremos al polo opuesto del malhumor y
contribuiremos a neutralizar el de la otra persona, con una palabra de amor
haremos vacilar al adversario pero, sobretodo, podremos sentir como nos relajamos
y se dulcifican nuestros sentimientos.
5. LEY DEL RITMO
Como la energía no es estática y todo
se mueve constantemente, en nuestra existencia nunca quedaremos estancados en
una misma situación. Atravesamos periodos de cambio o de estancamiento. Un
dicho popular reza que “nada es eterno”,
encerrando una gran verdad. Las
situaciones malas que vivimos tarde o temprano cambiarán por efectos de
esta ley: las necesidades económicas desaparecen, la tensión dentro de un hogar se esfuma y
vuelve la paz, conseguimos el trabajo que buscamos desde hace tiempo...Pero
también lo harán las buenas, aunque no nos resulte muy agradable: se nos va un
ser querido o perdimos el trabajo.
Vivimos etapas de nuestra vida en
plena luz, otras en la oscuridad mas completa. Pero, aunque a veces no nos
guste, este constante movimiento es inevitable y positivo, pues el
contraste nos permite reflexionar, tomar conciencia, apreciar lo bueno aunque
dure pocos momentos, y de esta
manera evolucionar como seres.
6.
LEY DE CAUSA Y EFECTO
Lo que cosechamos en nuestra vida es el producto de lo
que sembramos con nuestros pensamientos, palabras y acciones. Nada ocurre
casualmente, todo sucede conforme a esta
ley. Nosotros, voluntariamente, podemos cambiar las situaciones más
desagradables en nuestra existencia con
solo decidirlo. De a poquito, un paso por vez.
Una palabra, luego una acción, y estas son las causas que producirán los
efectos que nos proponemos. Nunca
haremos el viaje soñado si no estudiamos
mentalmente el mismo y no nos ponemos a ahorrar un poco cada mes. El plan
mental y el ahorro serán las causas que producirán el viaje como efecto.
En metafísica esta ley es llamada
“del karma”, pues las situaciones que
estamos viviendo en esta existencia, fácilmente son consecuencias de vidas
anteriores. Pero, como podemos darnos cuenta,
está únicamente en nuestras manos
cambiar nuestro futuro: comenzamos entonces
desde ahora mismo a sembrar semillas sanas y productivas para poder tener una futura cosecha abundante
y próspera.
7. LEY DE GENERACIÓN
La finalidad de éste principio es crear.
Esta séptima ley es la creadora, y nos enseña que todo, en el universo,
busca su complementación, y esto solo se encuentra en un elemento opuesto. Para
generar, crear, se necesitan los elementos masculinos y femeninos, y si bien
cada ser humano contiene cierta cantidad de estos dos elementos en su esencia,
no puede, por si solo, activar el proceso de la creación.
Todo el universo busca su
complementación, conocemos la atracción y repulsión de los átomos y las
moléculas, o la cohesión entre las partículas de la materia. Los opuestos son
necesarios para el crecimiento de ambos, pues por si solos no pueden activar la
ley creadora. Además necesitamos de un opuesto para vernos reflejados en él y
podernos superar cada día más.