jueves, 9 de agosto de 2012

MIEDOS

El ser humano nace en situación de extremo desamparo, por tanto el miedo es un sentimiento natural, activado por el instinto de conservación. El instinto nos pone en guardia frente a un peligro, de modo que, si no hay un motivo real que lo justifique, el miedo es algo ilógico, creado por nuestra mente. Por lo general, vivimos paralizados por una cantidad de turbaciones programadas: a ser abandonados, a la muerte, al fracaso, a perder nuestro trabajo o nuestros bienes, a ser robados o rechazados. Y un sinfín de otros motivos. Aunque parezca paradójico, muchas veces le tememos también al éxito, al triunfo o la felicidad. Tanta aprensión, no nos deja disfrutar de nuestro presente, pues siempre nos proyectamos hacia situaciones hipotéticas que tal vez nunca sucederán. Por ejemplo ¿qué son los celos sino miedo al estado puro? Miedo de que la pareja deje de querernos, o se canse y se vaya, o de que se enamore de otra persona. Y mientras perdemos tiempo en espiarlo, revisarle el celular, contarle cada paso, estar pendiente de cada una de sus miradas y en discutir, envenenamos la relación y dejamos de disfrutar momentos agradables y hermosos. Personalmente, creo que los celos son sentimientos que no caben en una relación madura, por una razón bien sencilla: si no hay motivos concretos y visibles que despierten nuestra suspicacia ¿para qué buscarle las cinco patas al gato? Y si hay motivos, si él (o ella) se enamoró de otra persona, entonces la relación no está funcionando, por tanto no vale la pena seguir manteniéndola. También hay padres que sofocan a sus hijos por miedo. Cada edad tiene unas etapas que los chicos deben quemar sanamente. Pero si les prohibimos hacerlo, por miedos excesivos, terminan queriendo experimentar a escondida de los padres, y ahí sí corren peligro de caer bajo el influjo de alguien más experimentado, con consecuencias a veces desastrosas. Lo mejor es entablar con ellos una relación clara desde pequeños, hacerles comprender que creemos en ellos, y por esto le damos nuestra confianza, permitiéndole hacer cosas que la edad amerita, ni más ni menos, manteniendo bajo control nuestra natural aprensión. Ya que el miedo tiene como objetivo evitar peligros, sirve de mecanismo para frenarnos, impidiéndonos realizar acciones imprudentes. Pero hasta ahí es necesario, pasado este limite, solo sirve para paralizarnos a la hora de avanzar. Hay personas que no ponen en práctica ideas, a veces brillantes, por miedo a fracasar. Otras viven toda la vida dependiendo de un empleo, sin tener el coraje de independizarse o de invertir algún dinero para intentar aumentar el capital. Y la verdad es que nunca sabremos el resultado si no lo intentamos. Cuando hay dudas sobre si intentar o no cierta acción, es aconsejable que analicemos bien qué nos frena. Y si descubrimos que solo son miedos, debemos tratar de superarlos y darnos el permiso de actuar.

3 comentarios:

Nélida Magdalena Gonzalez de Tapia dijo...

Enza,muy interesante tu reflexión. Gracias por compartirla ☼

ENZA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ENZA dijo...

Siempre a la orden, Nelida. Encantada de difundir información que le resulte util

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